La planta está compuesta por dos partes: la base la constituye un tallo verde de una variedad de cactus sobre la que se injertan los globos rojos, amarillos, naranjas y rosas del Gymnocalycium. No alcanzan gran tamaño y, normalmente, en los globos coloristas de la parte superior aparecen nuevos hijuelos, lo que le confiere un aspecto muy original y decorativo.
Se puede cultivar en asociación con otros cactus pero es mejor plantarlos individualmente en tiestos pequeños y gruesos de barro cocido. Sobre el sustrato, podemos colocar un poco de gravilla, lo que le dará estabilidad a este pequeño cactus que, a veces, tiende a inclinarse por el peso que supone el globo superior.
Necesitan mucha luz pero, al contrario que otros cactus que crecen bien con el sol directo, un exceso de sol sobre los injertados puede dañar el globo superior de delicados colores. Como todos los cactus, requiere pocos riegos, dejando seca la tierra entre riego y riego, y agradece ser abonado con abono especial para cactus.